El Sevilla está instalado ya en el día 1 de la era sin Monchi. No hay vuelta atrás. Era algo que se veía venir desde que el adalid de los éxitos, el hombre que es denominador común a los nueve títulos de la década prodigiosa, se plantase ante el consejo de administración el pasado 30 de mayo para decir, no puedo más. Entonces, José Castro le cerró la puerta con un candado de cinco millones de euros, que era lo que rezaba entonces su cláusula de rescisión. Nueve meses después, como en una larga gestación, el adiós tomó forma en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, que mañana será el escenario de la primera de las dos despedidas de Monchi ante su gente. Ante el Sporting será la espontánea, la inmediata. La segunda, el siguiente sábado, Sábado de Pasión concretamente, ante el Deportivo, estará organizada por el club. Será una noche emotiva. Pero el Sevilla debe dejar ya las emociones a un lado.
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