El mejor escribano echa un borrón. Pablo Machín había ensuciado la plana del liderato con un garabato poco esperable. Introdujo a Roque Mesa para reservar a Sarabia… O para contrarrestar el juego aguerrido del Alavés. En cualesquiera de los casos, porque puede que hubiera otra razón profunda que se escape, era un claro borrón contra la trayectoria valiente del técnico soriano. Defender el liderato jugando en función del rival, traicionando el sistema y la idea que lo ha llevado ahí, fue un feo borrón. Pero Machín enmendó su plana. El Sevilla perdió el liderato, pero Machín recuperó gran parte del crédito que él mismo estaba perdiendo con el planteamiento rácano que ofreció el Sevilla de salida en Mendizorroza.