Para contrarrestar el juego del Barcelona, después de las experiencias adquiridas en los cuatro partidos precedentes (Supercopa, Liga y los dos de Copa), Machín optó por renunciar por primera vez en tres años y medio a su dibujo de tres centrales y dos carrileros. La zaga de tres ha sido la piedra angular sobre la que el técnico ha construido su ascendente trayectoria deportiva desde que llegó al Girona en la primavera de 2014. Entonces cogió al equipo colista y lo salvó, para en las tres temporadas jugar dos promociones de ascenso y terminar subiendo con el equipo de Montilivi, siempre bajo el patrón de tres centrales en sus diferentes versiones: 3-5-2 (ó 5-3-5) ó 3-4-3 (3-4-2-1 ó 3-4-1-2).