El Sevilla hizo lo que tenía que hacer, llegar en el ferry a la bellísima Formentera, repartir una noche de ilusión entre los lugareños como si de los Reyes Magos se tratasen y dejar resuelta la eliminatoria de Copa del Rey sin llegar a humillar a ese puñado de chavales deseosos de que llegue el 21 de diciembre para hacerse fotos antes de hollar el terreno de juego de Nervión.