Una de las cosas que nunca cambian en el Sevilla de estos tiempos es que Palop siempre vuelve. La figura del gran capitán, que acaricia ya su final en el club, quizá no irradia el aura de admiración que rodeaba a todo lo que hacía Kanoute, pero su responsabilidad en el gran Sevilla que se construyó en un momento puntual de su historia podría decirse que es pareja a la del gigante y recordado delantero franco-malí.