Julen Lopetegui, el encargado de intentar que el equipo la supere, no parece dar con la tecla para que los suyos espabilen de una vez por todas. La eliminación en la Copa del Rey a manos del Mirandés, en una eliminatoria que se presuponía asumible para el equipo nervionense, supuso un punto de inflexión para el cuadro blanquirrojo. Una cuesta de febrero cuyo punto de partida se sitúa algunas horas atrás, en el 30 de enero, con el partido disputado en la provincia burgalesa, y que se prolongó en las dos fechas ligueras posteriores. Existen miles de remedios para curar la resaca. Y en el mundo del balompié, las victorias suponen la mejor medicación. El antinflamatorio que acompaña a los muchos vasos de agua en estos casos, aunque recetados, habitualmente, en una o dos píldoras semanales. Pero el método no parece espabilar al enfermo. Alavés y Celta, que ocupan algunos de los puestos más bajos de la clasificación, se aprovecharon de esta situación ennortada del equipo de Lopetegui.