PH Ganso, un fútbol de golosinas con cuchara

Paulo Henrique Ganso. PH Ganso en la camiseta. Ya en esa serigrafía burla este brasileño al personal. Porque de PH anda más bien cortito. Si hay algo que le falta a su fútbol es acidez. Mala uva. Él más bien engaña con dulces golosinas. Así embauca, seduce. Saca pañuelos de seda, chisteras y palomas para que el público, también los enemigos, queden hechizados. Esa magia tiene un asterisco, una letra pequeña: si el frenesí reina a su alrededor, como suele pasar en el fútbol europeo, a Ganso se le desmonta su escenario de magia y queda con la sensación de un espectador al que subieron al escenario. De burlador a burlado. Como esos elegidos que tienen la suerte de ser los conejillos de indias de Juan Tamariz.

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