Ayer, ante el Leganés, fue quizás el único hombre que se salvó del ridículo sevillista, mostrándose siempre atento a su marca y siguiendo la jugada, como bien dejó muestra salvando sobre la línea de gol un balón que Amrabat ya cantaba como gol tras haber superado a Rico. El Sevilla es consciente de su proyección, y por ello intenta renovarlo. Con los grandes tras su pista… Que poquito le queda en Nervión.