El Sevilla viajó a La Rioja con el propósito de desbrozar su camino en la Copa del Rey y, al mismo tiempo, quitarse del calendario el molesto partido de vuelta con el Logroñés que se anuncia para el próximo martes 15 de diciembre en Nervión, justo cuatro días antes de que la escuadra de Unai Emery rinda visita al Betis en la Liga. El rotundo 0-3 que se trajeron los sevillistas sentencia que ese doble objetivo está más que cumplido, que sólo una hecatombe sin precedentes evitaría su clasificación para los octavos de final.