José María del Nido solicitó ayer a la grada del Sánchez-Pizjuán un buen recibimiento para Sergio Ramos, un jugador criado en la cantera sevillista que desde su marcha al Real Madrid por el precio de su cláusula de rescisión nunca ha tenido en Nervión una acogida amable, sino más bien escuchó silbidos e insultos cada vez que ha pisado el césped del que fue su estadio.