Vuelve el Sevilla a Europa, a una competición en la que se siente como pez en el agua y en la que, a pesar de que pueda ofrecer en ocasiones signos de flaqueza, de que se va a ahogar nadando entre sus aguas, siempre acaba sacando la cabeza para dejar claro que el tiburón de estas aguas continentales es él. Por algo ha reinado cinco veces en este banco de peces en el que cualquiera, como no andes con cuidado, te envenena y te manda a la lonja troceado. Ya en el partido de ida este débil Slavia se le clavó en la dentadura el Sevilla y amenaza con crearle una fuerte hemorragia que acabe con él. La fuerza, la intensidad y el poder de la mordedura sevillista quedó refrendada el pasado domingo ante la Real Sociedad, una imagen de fortaleza que el equipo de Pablo Machín quiere repetir en la capital checa para imponer su ley y sellar el pase a cuartos de final de la Liga Europa.