Joaquín Caparrós, salvo contadas excepciones, siempre ha apostado por una clásica zaga de cuatro y eso, ahora que tiene a todos los centrales a su disposición, supone un gran problema (bendito problema) para el utrerano, pues debe decantarse cada semana por dos para su once titular, dejar otros tantos -a lo sumo- en el banco y otros dos más en la grada. En Cornellá, por ejemplo, los descartados fueron Kjaer, con Machín titularísimo, y Gnagnon.