Al que argumente que el Sevilla empezó el derbi ganando con ese gol de Reyes a los 13 segundos y que así todo le resultó más fácil, se le podría contestar que ya en esa jugada inicial, al apurar a Nelson y aprovechar el regalo de Adrián, la tropa de Míchel anunció su propósito: presionar como posesos, con Fazio -colosal- y Maduro -mientras le dio el físico- llevando la voz por detrás de las cinco piezas más ofensivas. El equipo se buscó su suerte. Como el día del Real Madrid o del Barcelona, los blancos se cuidaron mucho de ceder metros mientras el partido estaba vivo.