Y de pronto, un gran fajador

No está de moda el boxeo. Tanta sangre molesta en el hipersensibilizado mundo del siglo XXI. Pero ese deporte que tanta literatura y cine del bueno dejó en el siglo XX aún sirve para que su léxico ofrezca una fuente de verbos ilustrativos para otras disciplinas, como el fútbol. El Sevilla, ese equipo incapaz de levantarse de la lona al primer gancho en la barbilla, ese equipo que mostró su impotencia en el Metropolitano y en San Mamés y que fue apabullado en Moscú y Mestalla, el mismo equipo que dejó en una derrota digna su atisbo de reacción en el Camp Nou, de pronto ha aprendido a encajar golpes y a devolverlos más fuertes.

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