La inmediatez a veces ciega perspectivas y anula visiones anteriores, pero tampoco hay que discutir mucho si alguien afirma que el momento deportivo que vive el Sevilla en la actualidad es el mejor desde la llegada de Unai Emery al banquillo del Ramón Sánchez-Pizjuán. Se podría debatir si el final de la temporada pasada, con el clímax de la consecución del título de campeón de la UEFA Europa League, superaría a los días que corren como súmmum de disfrute de sus aficionados, pero lo mejor sería concluir que son momentos distintos, quizá uno más prolongado en el tiempo, en el que tiene que ver más una regularidad y una constancia en el nivel de rendimiento (los 39 puntos actuales en la Liga), y otro, más potente en cuanto a manifestación de emociones pero mucho más fugaz (Turín y sus últimos pasos hasta la final).