El Sevilla se marcha de Granada con la sensación agridulce de haber conquistado sólo un tercio del botín que debía acopiar. Los blancos, incluso en un día malo, fueron superiores.
El Sevilla se marcha de Granada con la sensación agridulce de haber conquistado sólo un tercio del botín que debía acopiar. Los blancos, incluso en un día malo, fueron superiores.