Pocos tipos ven el fútbol tan bien como Julen Lopetegui. No es una apreciación gratuita, sino sustentada en hechos: cuando las cosas no funcionan, sus cambios suelen revertir la situación y eso se traduce en victorias. El técnico sevillista lee bien los partidos, por lo que no cabe interpretar que el juego que viene desarrollando el equipo esta temporada le agrade, ni en su estética ni en su eficacia. La premiosidad en la conducción del balón, la ausencia del primer toque en las transiciones, el pobre desarrollo del contragolpe, el abuso del balón en horizontal o para atrás, la escasez de ideas entre líneas, la falta de desmarques arriba, la dependencia de los centros de Jesús Navas, la carencia de remates, no pueden estar pasándoles inadvertidas al de Asteasu. ¿Qué pasa entonces?