La trayectoria de Quique Sánchez Flores desde que llegara al banquillo del Sevilla FC, no está provocando el revulsivo que esperaban en el club.
Todo lo contrario, un 4 de 18 en Liga y la eliminación copera ante el Atlético de Madrid, al menos compitiendo, han dejado un mal sabor de boca, que se une a decisiones tácticas y declaraciones que han pillado a contrapié a los dirigentes.
Por un lado, está la mala preparación táctica del partido contra el Girona, a lo que se suma unas declaraciones posteriores respecto a Nianzou, que nadie llegó a entender.
Luego está el pulso a la Dirección Deportiva, dejando a Hannibal Mejbri fuera del partido copero. Un futbolista que costó una barbaridad sacarlo del United y que estará sólo unos meses, para que encima necesite un periodo de adaptación.
Por último, nos encontramos las palabras de ayer tras el partido contra Osasuna, donde señaló directamente a los jugadores, por el nuevo error a balón parado.
Unas declaraciones que no suelen dejar indiferente a un vestuario, que ya de por sí anda muy revuelto con reproches indirectos de unos a otros.
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Todo esto unido a rumores que dicen que el entrenador se sentiría sobrepasado por lo que se ha encontrado, hacen pensar que podría estar allanado su salida, cosa que en el club no quieren ni pensar, ya que sería el tercer despido en una misma campaña, además de ser un palo económicamente, ya que tiene un año y medio firmado.
