Parece que el Barcelona va tomando verdaderamente conciencia de que no tiene la sartén por el mango en el caso Rakitic. El Barcelona tiene la mayor crisis financiera de su historia en estos momentos y necesita dinero, pero ha pinchado en hueso, ya que Rakitic, con el contrato por expirar a un año vista, siempre se ha movido como pez en el agua, y si ha decidido que marchará donde quiere y al precio que quiere, así será más temprano que tarde. La cuestión es que si Rakitic ha decidido venir al Sevilla, que eso está por ver, el precio tendrá que ser no módico, sino simbólico, porque Rakitic sabe perfectamente que el Sevilla, más ahora, tiene un presupuesto limitado para una operación de este calado.