La imagen en el derbi de la segunda vuelta fue esclarecedora. El Sevilla, de rojo, hacía un círculo en medio del campo propio antes del pitido inicial y el que tomaba la voz cantante ante un partido de tal calado para dar las últimas instrucciones entre la bronca de la afición rival no era Negredo, ni Jesús Navas, ni Medel, ni Reyes… sino Rakitic. Posteriormente, el suizo de origen croata se echó al equipo a sus espaldas, primero con dos goles y luego achicando balones y desahogando el juego cuando el Sevilla ya jugaba con diez.