En el Sevilla continuamente se está hablando de crecimiento, de ambición, de exigencia… y nadie duda que esa mentalidad es la que ha hecho que la sociedad esté donde está actualmente. Y es digno de elogio que esa idea siga impertérrita en el interior de sus dirigentes. Por eso, cíclicamente hasta no viene mal una enseñanza como la que le tocó asimilar al equipo de Julen Lopetegui el pasado martes en el Wanda Metropolitano. Al Atlético le bastó con dominar las áreas, con contar con futbolistas a los que el Sevilla simplemente no tiene acceso por presupuesto. El Sevilla recibió una lección en el Wanda de la que debe extraer aspectos positivos. Se trató de una cura de realidad que tampoco tiene por qué variar las coordenadas de destino en el rumbo que la entidad sigue.