Hay rebeldes con causa y rebeldes sin causa. Gente que se levanta rebelada y gente que se acuesta rebelada. Todo depende de cómo haya sido la noche, el día, la tarde… y hasta la niebla. En Leganés hubo de todo. Un partido raro que desdijo el refrán: mañanita de niebla, tarde de paseo. A contrapelo desde las tarjetas amarillas que vieron Banega y Sarabia, dos pesos pesados de este equipo que no midieron bien lo que se juega este Sevilla en cada envite. Así era difícil mantener para el Sevilla el segundo puesto . Pero al menos, en Butarque emergió la figura de un rebelde con causa: Roque Mesa. El canario replicó a su convecino insular, el árbitro Hernández Hernández, echándose al equipo en la espalda. Y el Sevilla empató.
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