El triunfo del Sevilla sobre el Barcelona fue revitalizador, supuso una inyección de moral y energía… y también supone un importante foco de distracción. Pablo Machín debe hacer una buena labor de gestión en varios sentidos. En primer lugar, el reparto de esfuerzos entre los dos inminentes partidos, el del Levante este sábado y el del miércoles en la Copa. En segundo lugar, la definición de un once titular y una convocatoria en función del estado de forma de los futbolistas que tiene disponibles, algunos tocados, como Sarabia y Escudero, y otros que vuelven tras haber sido baja, como Roque Mesa y Aleix Vidal. Y en tercer lugar, la mentalización de su equipo de que el partido más importante es el inmediato. Será difícil borrar del inconsciente de los jugadores que a la vuelta de la esquina está la posibilidad de eliminar al Barcelona y de meterse en unas semifinales de la Copa del Rey.
