Muchos sevillistas que no entendieron su efusiva celebración cuando el árbitro letón Andris Treimanis anuló el gol del CFR Cluj por manos. «Estos partidos yo los vivo con una emoción mayor, tanto si fuese aficionado como si estoy en el campo viviéndolo. Entonces cuando pitó la mano sí que es cierto que, a lo mejor, me voy un poquito más de lo que debería hacer en el momento. Es mi reacción. Vivo el fútbol de una manera muy pasional, al que le guste bien y al que no, no puedo hacer nada. No puedo cambiar cómo soy y lo siento».
