Un año ya desde que un escalofrío de incredulidad y dolor recorriera las venas de todos los sevillistas, de muchos aficionados al fútbol que gozaron con el talento natural que desparramó por los campos de Europa José Antonio Reyes. El Sevilla revive hoy, con la memoria aún entumecida por aquel golpetazo anímico, el aniversario más triste y luctuoso, el del trágico fallecimiento en un accidente de tráfico de uno de sus más carismáticos ídolos. Al decir de Pablo Blanco, de Monchi, y de cualquiera con aprecio por el fútbol de quilates, el canterano con talento innato más grande que salió de la carretera de Utrera, muy cerquita de su casa y del lugar donde perderían la vida él y su primo. Ay, esa inconsciencia con la que siempre miró a la vida, con su sonrisa pícara…