Después de verle las orejas al negro lobo del descenso en la jornada 28ª, cuando el Girona se fue de Butarque con los tres puntos (0-2), el Leganés se apretó bien los machos y sumó ocho de los doce puntos siguientes, gracias a sus dos victorias en Getafe (0-2) y ante el Valladolid en el último minuto (1-0), más los empates en Mendizorroza ante el Alavés (también con un gol de Jonathan Silva sobre la hora) y el Real Madrid en casa. Ese tirón debe valerle para la salvación: suma 42 puntos, siete sobre el Valladolid, el decimoctavo. Aunque comparece en el Ramón Sánchez-Pizjuán tras cinco encuentros sin ganar. La revolución de Pellegrino no sólo ha sido de nombres, sino que el argentino también planteó un cambio de esquema que le resultó a su equipo para ganar en solidez. Ha apostado por ese 5-4-1 (a veces retocado a 5-2-1-2), que ya emplease en el Alavés y el Leganés se ha comportado como un bloque intenso, con constantes ayudas en la zaga y cerrando a la perfección los pasillos interiores.