Desde el comienzo de las negociaciones, las peticiones del presidente Miguel Ángel Ramírez fueron duras. 10 millones de euros o Roque Mesa no saldría de la UD Las Palmas. Si bien el jugador estaba dispuesto a perdonar un millón de euros a su club y solicitó al presidente que lo dejara marchar, dos lesiones en la plantilla en la misma posición de Roque hicieron que el mandatario canario diera marcha atrás en la operación.