La noticia del fin de semana en clave sevillista, se dió ayer por la tarde y es que José Luis Mendilibar dejó de ser entrenador del Sevilla FC. Podríamos pensar que su destitución solo atiende a problemas deportivos y no ha sido del todo así.
Leemos en ‘Relevo’, que ha habido muchas desavenencias entre el entrenador, la directiva y la dirección deportiva. El vasco nunca ha sentido la confianza de los que mandan, sintiendo y estando en lo cierto, que ganar la Europa League los obligó a renovarlo una temporada más, sin estar convencidos de ello, ni el Consejo de Administración ni Monchi, que fue quien lo renovó.
No gustaban dentro del club sus formas en rueda de prensa, ese discurso de que ganar no era obligatorio, los recaditos a los jugadores y demás respuestas que daba el técnico. Tampoco era fan de las nuevas tecnologías para mejorar rendimientos de jugadores, algo que chocaba con Víctor Orta.
No se hacía caso a Mendilibar en la planificación, propuso a Lucas Boyé, su propuesta fue declinada, pidió que se diera salida lo antes posible a los descartes, no lo tuvo tampoco.
Se enfadó bastante con la tardanza de lo refuerzos y de la petición del club de convencer a los descartes para que se fueran a última hora.