El madrileño, como con Sampaoli, es el chico para todo. Lo mismo vale para romper a pierna cambiada en banda que para echar una mano como lateral. Donde no se le había visto con el seleccionador argentino es como interior. Haciendo de Banega se está destapando como un antídoto al desorden que aún presenta el nuevo centro del campo sevillista. Y encima ayuda a organizar mejor las piezas. Su presencia permite a N’Zonzi y Banega ocupar las zonas donde más influencia en el juego pueden tener.
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