Desde hacía 37 años no se veía algo parecido en el Sánchez-Pizjuán en la Liga. Un tanto, y otro, y otro, y otro, y otro, y otro. Hasta seis. Media docena que trajeron los correspondientes golpes emocionales de la afición. «Recuerdo bien el partido porque no todos los días marcábamos tantos goles y yo tampoco hacía siempre cuatro (se ríe). Fue contra el Burgos, ¿no?», pregunta desde Argentina Héctor Horacio Scotta, protagonista absoluto de aquella tarde del 16 de septiembre de 1979. Está en casa de unos amigos. De cumpleaños. Pero cuando escucha la llamada de ABC lo deja todo. Se va fuera, al jardín, y allí se queda un buen rato hablando y hablando.