Los rascacielos, los edificios más singulares del conjunto urbano, tienen nombre. Y no un nombre cualquiera. Caixabank, la propietaria del que se construye en la isla de la Cartuja, está dispuesta a que el inmueble de oficinas que se levanta en la entrada de Sevilla por la A-49 tenga un nombre propio que lo desligue del arquitecto argentino César Pelli que lo proyectó. Ya se intentó con Torre Cajasol, como se conoció cuando la caja de ahorros sevillana impulsó su construcción, pero el nombre decayó con la propia caja, absorbida por la Caixa.