Alivio profundo para todo el sevillismo. El Sevilla, por tercer año consecutivo, lo que no ha hecho ningún equipo por estos lares en los que todo es mucho más complicado por ser el sur del sur de Europa, disputará la fase de grupos de la Champions, la que recoge a los mejores clubes del continente. Lo hará después de vivir al borde del precipicio en una noche cargada de temores y tras no ofrecer la auténtica medida de su fútbol en casi ningún momento. Incluso se acercó al infarto en la falta lanzada por Emre en el minuto 90 que se estrelló en el poste de la portería de Sergio Rico, pero el fútbol es así, no basta con dar en la madera e igual que le sucediera en el trallazo de Mercado en el minuto 14 la pelota, siempre caprichosa, optó por irse hacia fuera.
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