La magia de la Copa del Rey, el mejor torneo de este país año tras año –aunque las habichuelas más importantes se cuezan en la Liga– y el rescatado carácter del Sevilla, enterrado quién sabe cuándo y por quién, hicieron posible que el moribundo Sevilla le ganara al fortísimo Atlético de Madrid en su propio estadio en una tarde, la de este miércoles, que debe ser un punto de inflexión en el devenir del equipo nervionense y, sobre todo, en el trío que comanda su destino: José Castro, Óscar Arias y Vincenzo Montella. Que sepan analizar bien la crisis pese a este magnífico resultado y que rearmen al equipo, cada uno en el área que le toca. Sigue siendo muy necesario.