Al Sevilla le espera una caldera en el Borussia Park, donde defiende su condición de campeón con un 1-0 raspadito (Iborra, en la ida) y 54.000 enfervorizados borusser locos por volver a los días de vino y rosas del Gladbach de los 70, el primer Borussia poderoso de nuestro tiempo. Los últimos números del Sevilla fuera de casa inquietan: ha perdido sus últimos cinco partidos (Mestalla, Bernabéu, Getafe y Anoeta más la derrota copera en Cornellá) y, lesionado Beto y sin fe en Barbosa, su portero es Sergio Rico, que como buen joven (21 años) es un tobogán.