Antes del encuentro en Elche, Unai Emery hacía sus propias cuentas. Dobló el tanteo de puntos que tendría al final de curso el Sevilla ganando o perdiendo el partido que marca el ecuador. «Con 58 puntos (el doble de los 29 que tenía hasta ayer) casi aseguras la Liga Europa; con 64 puedes aspirar a la Champions League». Pues ni una cosa ni la otra. El Sevilla se quedó a medio camino, como su entrenador con las cuentas. A Emery le faltó valentía en otra parte de su discurso, cuando habló de que lo prioritario era dejar la puerta a cero. Tampoco lo consiguió. Se ve que en el fútbol es mejor no hablar muy alto, porque suele pasar lo contrario.