Sarabia, jugador de élite, probablemente se irá este verano y cada uno tendrá el recuerdo de él que estime oportuno. Yo, de seguir todo como va, guardaré el de un honradísimo futbolista, conciliador en sus palabras y positivo en sus actos, que vino por cuatro duros, dejó un número de goles impresionante y el taco en la caja. Y yo, a este tipo de profesionales, solo puedo agradecerle los extraordinarios servicios prestados defendiendo mi escudo. Hoy día, a muerte contigo, Pablo. Mañana, si te vas, gracias eternas…