Si quieres también, le damos al balón con la mano y me dices si, efectivamente, es mano. O si lo prefieres, te damos un plantillazo en el tobillo, como Busquets a Cicinho, y me dices si es roja. Si quieres llamamos a un jugador de L’Hospitalet al que despreciaste en un partido de Copa porque él juega en Segunda B y tú eres una estrella. O si lo prefieres, vamos más allá y comparamos con el resto de Europa el modelo de reparto televisivo español del que se beneficia tu club y me dices si es justo. Ya te has tirado, ya has ganado y no hay vuelta atrás, pero estás mejor calladito.