Entregó el triunfo por no jugar como si fuera una final

Cuando se está en las alturas mirar al horizonte es el mejor antídoto contra el vértigo. Igual que en el mar para evitar el mareo hay que mirar a lontananza y nunca a las olas, está prohibido mirar abajo cuando se sufre mal de altura. Pero el Sevilla sufrió un inesperado vértigo en Mendizorroza precisamente por estar más atento a lo que está por venir que a lo que tenía bajo sus pies. El equipo de Sampaoli entregó un triunfo que parecía tener amarrado por no jugar como si fuera una final.

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