Mientras Kanouté y Real han compartido un hueco en Primera, los donostiarras tenían la fecha en la que cruzaban sus caminos señalada en negro en sus calendarios. El estilete malí, hasta su salida al fútbol chino, fue capaz de amargar la existencia realista hasta la saciedad, endosándole hasta siete goles en seis partidos. Casi nada.