Davor Suker (1 de enero de 1968) encontró en el restaurante La Dehesa el mejor jamón y queso, descubrió la tortilla; se aficionó en El Burladero a la tarta de chocolate y disfrutó con las mejores frutas de España en el establecimiento que tenía José Cuevas en Bormujos. Poco más necesitaba el futbolista croata para ser feliz. Bueno, sí, la luz del sol que marcaba desde la primavera a la ciudad hispalense y la compañía de unos buenos amigos que le hicieron ver que la vida también era cuestión de parar y reflexionar, día a día, sobre lo bueno de Sevilla.