Desde el preciso instante en que el Sevilla y el Betis firmaron sus actuales contratos con Mediapro y Prisa Televisión, sus respectivos operadores televisivos, sabían que se ponían en las manos de estas empresas en un aspecto tan importante como es la fijación de los horarios de sus encuentros ligueros. El que paga manda, y si encima paga mucho dinero, como es el caso, la sumisión ya es incuestionable. Poco se puede hacer contra ello. Es la contrapartida a recibir cada temporada la friolera de 32 (Sevilla) y 28 (Betis) millones de euros por la explotación de sus derechos televisivos, cantidades que cubren más de la mitad de sus presupuestos anuales.