Monchi se fue a última hora de la noche a ver al presidente, José Castro, quien se encontraba en el hospital atendiendo un asunto de gravedad familiar (todo salió bien) y no pudo vivir en primera persona todo el ajetreo de ayer en el Sánchez-Pizjuán. Monchi y Castro tuvieron entonces tiempo para departir cara a cara y limar ciertas asperezas que se habían generado con esta situación incómoda. Tanto es así, que el entorno del presidente aseguró a este periódico que el encuentro fue cordial y reflexivo, entre dos pilares que siempre han mantenido una relación muy fluida: «Todo está arreglado, ha sido una mala tarde de Monchi. Uno de sus arrebatos. Va a seguir, ilusionado, como siempre».