Si algo negativo, más allá del resultado, dejó el partido del pasado martes en la Champions League frente al Bayern de Múnich fue el desempeño de Vincenzo Montella desde el banquillo. La tardanza en realizar los cambios en un equipo fundido en la segunda parte tras el duro encuentro ante el Barcelona dos días antes originó las fuertes críticas de la afición, que aún recuerda otros episodios similares frente al Betis (que costó la derrota en el tramo final del derbi) y ante Eibar y Alavés, con dos planteamientos iniciales algo rocambolescos. Precisamente lo que sucedió en esos dos partidos convenció al técnico italiano de apostar por 12 o 13 futbolistas para el tramo decisivo, que aún no ha acabado por el éxito del Sevilla en los dos torneos por eliminatorias. Montella rota lo justo y necesario, pero este último concepto está ya en duda para el resto.
