Absolutamente decepcionante. A Pablo Machín se le ha desmoronado el equipo de forma preocupante. Nuevo ridículo a domicilio, esta vez a manos del colista. Ojo, del colista de la categoría, porque el colista de la segunda vuelta es el Sevilla. Un partido ganado en Liga de los últimos diez. La situación ha alcanzado ya la etiqueta de insostenible. El entrenador, que conquistó a todos desde el principio, acaba de tirar por la borda todos los posibles argumentos que podían defenderlo. Por más que se busque, se ha quedado sin ellos. El equipo está descosido, roto y en caída libre. Al Sevilla no le queda otra que empezar a plantearse seriamente tomar decisiones. Decisiones de peso. Si, en marzo. La temporada pende de un hilo y el club lo sabe.
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