En Bilbao, como el propio Lopetegui reconocería en sala de prensa, no ayudó a su equipo, más bien todo lo contrario. Y dentro de esas sustituciones destaca la de un hombre que cada día es más indispensable, pero a su vez sigue siendo una sustitución recurrente: Joan Jordán. Su equipo suele resentirse con sus ausencias. Su peso en el conjunto andaluz se ha duplicado tras el adiós de Banega. Es el mejor complemento para Fernando, tanto en la salida de balón como en la recuperación. Y su cara en cada sustitución no es la de un hombre cansado, sino frustrado. En San Mamés fue sustituido con 0-1 en el marcador. En Granada, donde comenzó la mala racha del Sevilla, fue protagonista negativo por una expulsión más que evitable. Tampoco estuvo en el campo cuando sus compañeros se pusieron por debajo, pero por su culpa estaban con uno menos. Y ante el Eibar, le tocó ver el partido en la grada por sanción.