Lopetegui es un entrenador que necesita la pelota para hacer daño. Este año y medio al frente del Sevilla así lo define. Con una nula capacidad de armar contra-ataques y con un juego ofensivo más que discutible, la presencia de un futbolista que sea capaz de iniciar el juego y asistir al delantero para finalizar es clave en un equipo al que le cuesta crear peligro en estático por la poca capacidad de sorpresa. Los pases de seguridad se repiten en tres cuartos y no hay ningún futbolista que sea capaz de encontrar ese resquicio que sí veía Banega.