El modelo de ataque ha demostrado ser eficaz a domicilio, pero necesita pólvora y algo más, quizá más automatismos, en casa. Más allá de las carencias rematadoras que puedan tener el holandés y el marroquí, a este Sevilla le faltan argumentos para desequilibrar a un sistema defensivo que se base en la acumulación de hombres, como ya ha demostrado en muchos encuentros en Nervión, donde ha dejado escapar demasiados puntos por esta situación, en concreto siete empates y dos derrotas. Habría que ser más crítico con un modelo que necesita más herramientas para la creación de espacios en ataque y que la producción ofensiva no se limite a las subidas de Jesús Navas y Ocampos por la derecha y, en esta nueva fase, los pases largos de Diego Carlos buscando el desmarque de ruptura de Munir u otros futbolistas con potencia que puedan explotar también los cambios de orientación.