El 2020 quizás haya vuelto a despertar, de la mano de Monchi en su vuelta a casa, a ese irreverente club del Sur de España encaprichado en tocarle las narices a todos aquellos que deslizan que sólo una combinación de fortuna y manos negras están detrás de cada éxito sevillista. 10 títulos y 20 finales en este siglo. Y un futuro esperanzador por delante. Un nuevo comienzo o despegue en un momento clave, justo cuando el sueño generalizado es sobrevivir a las consecuencias económicas de este desastre, al Sevilla se le ha puesto cara de conquistador. Es su segundo momento crucial en estas dos décadas. En su mano está el aprovecharlo. Decir que la UEL es su competición está muy visto. Y la realidad es que se ha empeñado en campeonar, como los números uno. Ésa es su verdad y su mérito real.