El manicomio en el que se convirtió el Ramón Sánchez-Pizjuán en la segunda parte del Sevilla-Osasuna, sobre todo a raíz de la intervención del VAR y la expulsión del meta Sergio Herrera, no debe solapar que Julen Lopetegui puso sobre el tapete un nuevo plan de juego que puede dar sus frutos en el último tercio liguero. Podría hablarse de un plan C, tras el habitual plan A, el 4-3-3 con control del partido a base de presión y dominio de la pelota, y el plan B, el que puso en práctica con el Cluj y el Getafe, con un 3-4-3, gente más física en la medular y fútbol más directo. Ahí, el regreso de Óliver Torres fue trascendental. No sólo fue artífice importante del triunfo, al dar los dos pases de los dos primeros goles, a En-Nesyri en juego dinámico y a Ocampos a balón parado, al botar el córner del 2-0. También protagonizó ese nuevo plan de juego de buscar los espacios. Y para eso tuvo como referencia dinámica, en todo el frente del ataque, a En-Nesyri, otro de los que entró en el equipo titular, y Ocampos.
