Y en Balaídos, entre disfraces de una grada con ganas de venganza, Fazio firmó una carta de representación carnavalera, marca de la casa. Con él llegó el escándalo. Como en un guión de película hollywoodiense, el central argentino se volvió a colgar él solito el sambenito que lo acompañó en su anterior etapa en el Sevilla. Bueno, él y Unai Emery al alinearlo nada más llegar, teniendo para elegir.
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